Alimentos que aumentan las alergias.
Jueves, 21 de Septiembre 2017
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Las alergias o intolerancias
alimentarias afectan a entre el 3 y 5 por ciento de los ciudadanos. Unas
cifras, que en el caso de los niños ascienden al 4-6 por ciento, siendo la
prevalencia de reacciones adversas a los alimentos de un 3%.
En cuanto
a las intolerancias más prevalentes, se destaca
la intolerancia a la lactosa (que se estima padecen entre un
15-40% de adultos).
Respecto
a la enfermedad celíaca se estima que la prevalencia es en torno a unas 450.000 personas afectadas,
lo que supone el 1% de la población.
En el
resto de alergias e intolerancias alimentarias destaca la alergia a las
frutas, las cuales padecen un 21% de niños españoles de entre 6 y 13 años.
La
dietista y nutricionista Laura González, responsable de Salud y Nutrición de
Nestlé y nueva colaboradora de “El Bisturí“, en
sustitución de Anabel Aragón, señala que “la única forma de saber si una
persona tiene una reacción adversa a un alimento es mediante el oportuno
diagnóstico médico”.
Las alergias
o intolerancias alimentarias son reacciones adversas causadas al comer
un alimento o alguno de sus componentes. El grado de esta reacción puede ser de
leve hasta muy grave.
“Por lo que es muy importante que
las personas afectadas tomen precauciones a la hora de planificar su
alimentación para no comprometer su salud”, sostiene la experta.
“Seguir una dieta saludable es posible pese a que
padecer de alegias o intolenrancias alimentarias conlleve excluir los alimentos
que contiene el alergeno de manera natural asi como otros que lo contengan
entre sus ingredientes”.
Las
frutas que con mayor frecuencia generan alergia son la manzana, el kiwi, el
plátano, la piña o las fresas.
Pero, ¿en
qué se diferencian las alergias de las intolerancias alimentarias? Mientras
que las alergias provocan alteraciones del sistema inmune producidas
por la exposición a uno o varios alérgenos, las intolerancias alimentarias
cursan principalmente por alguna alteración digestiva.
En
alergias, los síntomas más comunes son estornudos, tos, picores, erupciones en
la piel, dolor abdominal, diarreas, etc. En casos de gravedad se puede producir
una reacción conocida como shock anafiláctico, que requiere
tratamiento urgente ya que puede llegar a ocasionar la muerte en pocos
minutos.
“Estas personas deben llevar
siempre información sobre su enfermedad y una dosis de medicamentos para su
aplicación inmediata en caso de necesidad”.
Sin
embargo, los síntomas de una intolerancia alimentaria suelen ser más de
carácter digestivo, tales como diarrea, vómitos, dolor abdominal y, además,
se trata de síntomas que no aparecen de forma súbita.
Por ejemplo, “cuando una persona
celíaca consume algún alimento que contiene gluten se produce una alteración
grave en su intestino que le impide absorber correctamente los nutrientes. Esto
dará lugar a problemas digestivos que pueden ocasionar desnutrición, además de
otras molestias importantes del sistema digestivo”, advierte la nutricionista.
¿Dónde podemos
encontrar alérgenos?
En
ocasiones el alérgeno es el propio alimento, como es el caso
de los pescados o los huevos. En otras ocasiones es un componente
alimentario, como el gluten (que es una proteína de algunos cereales)
o la lactosa (que es el azúcar natural de la leche).
Sin embargo, muchos otros
alimentos que aparentemente podrían incluirse en la dieta también pueden
contener alérgenos. La razón es que muchos de ellos se usan como ingrediente de
alimentos procesados como la lactosa, el gluten, la soja, algunos derivados del
huevo, el apio, los cacahuetes u otros frutos secos.

Además, añade que “esto puede ser
perjudicial por la inadecuada sustitución de las fuentes dietéticas de
nutrientes clave. Así, la leche sin lactosa no aporta ninguna ventaja
nutricional en las personas que no tienen una mala digestión de la lactosa (que
no son intolerantes ni alérgicas)”. Lo mismo ocurre con el gluten, de modo
que las personas que no son celíacas no comen más sano si hacen una
dieta en la que excluyen el gluten de su alimentación.
Desde
diciembre del 2014, es obligatorio informar al consumidor sobre la
presencia de alérgenos en todos los alimentos, envasados o no,
incluidos los puestos a su disposición en bares y restaurantes, comedores escolares u
hospitales, y los vendidos a granel.
La
normativa del etiquetado pauta la
declaración obligatoria de los 14 alérgenos sobre los que se debe advertir al
consumidor.
Estos son:
·
Cereales
que contengan gluten y productos derivados.
·
Crustáceos
y productos a base de crustáceos.
·
Huevos y
productos a base de huevo.
·
Pescado y
productos a base de pescado.
·
Cacahuetes
y productos a base de cacahuete.
·
Soja y
productos a base de soja.
·
Leche y
sus derivados (incluida la lactosa).
·
Frutos de
cáscara (almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, castañas de Pará,
pistachos, nueces de macadamia y, nueces de Australia, y productos derivados).
·
Apio y
productos derivados.
·
Mostaza y
productos derivados.
·
Granos de
sésamo y productos a base de granos de sésamo.
·
Anhídrido
sulfuroso y sulfitos en concentraciones superiores a 10mg/kg ó 10 mg/l
expresado como SO2.
·
Altramuces.
·
Moluscos
o productos a base de moluscos.
Pautas para evitar
reacciones por alergias o intolerancias alimentarias
Entre las recomendaciones que
apunta, la experta aconseja comer a base de alimentos frescos excluyendo los
que causan alergia así como tomar medidas higiénicas para evitar
contaminaciones cruzadas. Y, en el caso de consumir alimentos envasados,
destaca la importancia de leer las etiquetas y consultar los alérgenos.
Asimismo aconseja acudir a un
profesional como un dietista o un nutricionista en caso de desconocer cómo
seguir una alimentación saludable excluyendo aquellos alérgenos que causan las
alergias o las intolerancias alimentarias.
Otro de
los aspectos que remarca es que no se debe dejar de pensar en los alérgenos
ocultos. Por ello, advierte que:
·
Los
cacahuetes y demás frutos secos se pueden utilizar para la salsa pesto.
·
Los
aceites crudos de nuez, soja y sésamo pueden usarse para salsas y aliños.
·
Los
postres pueden contener frutos secos, las salsas, especias o extractos de caldo
pueden contener leche o gluten.
·
Algunos
platos pueden espesarse con almendras o harinas con gluten.
·
Algunos
panes o postres pueden contener semillas de sésamo.
·
Los
sulfitos pueden estar presentes en algunas conservas.
·
El huevo
puede ser un ingrediente en algunos quesos.
·
La soja
puede estar presente en muchos alimentos procesados tanto de origen animal como
de origen vegetal.
Finalmente, la nutricionista
remarca que antes de proceder al cocinado, nuestras recetas deben estar exentas
del alérgeno en cuestión para evitar una contaminación cruzada con otros platos
servidos en otra comida.
Es importante
también extremar la limpieza de utensilios, manos y superficies que
hayan podido tener contacto con algún alimento excluido o que contenga ese
alérgeno. EFE.
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